lunes, 18 de mayo de 2015

El ser único.





Hace unos meses me topé con esta imagen publicada en uno de los periódicos de mi ciudad. Si bien no sé con exactitud cuál es la intención de esta frase, lo que sí puedo argumentar es que está mal planteada. 



“Ser único es una virtud”, la frase alude a la intención de hacer conciencia de que todas las personas somos únicas y que por ello somos valiosas. La intención es buena pero se pierde al poner la unicidad del ser a la sombra de la virtud.

Me explico. Para entender mejor lo que quiero decir partamos de lo que algunos autores dicen sobre  la virtud y sobre la unicidad (ser únicos) del ser. 


·        *  Aristóteles
Aristóteles define la virtud como la excelencia (αρετή), interpretada ésta no como una pasión sino como una acción, según los principios de su Física y Metafísica. Así, la virtud es la acción más apropiada a la naturaleza de cada ser, el acto más conforme con su esencia. 

Partiendo del pensamiento aristotélico que considera que el alma se divide en dos partes, así también consideraremos dos tipos de virtudes: Las virtudes éticas las cuales ejercen sobre la parte irracional del alma;  y las virtudes dianoéticas correspondientes a la parte racional del alma. 

Sin embargo  la parte irracional del alma debe seguir los dictados de la parte racional, por consiguiente las virtudes éticas responden en excelencia al comportamiento guiado por la parte racional del alma.

No entraré mucho en detalle sobre estas dos virtudes que Aristóteles menciona ya que me llevaría todo un tratado, pero sí haré mención a lo más relevante de cada una de ellas para mayor comprensión de lo qué es la virtud.

Virtudes éticas
En el libro II de la Ética a Nicómaco, Aristóteles, define la virtud ética: «la virtud es una disposición adquirida de la voluntad, consistente en un justo medio relativo a nosotros, el cual está determinado por la regulación recta y tal como lo determinaría el hombre prudente.»

Partiendo de esta definición la virtud ética es un hábito, no un don de la naturaleza. Aristóteles contradice a Sócrates negando la posibilidad de que la virtud moral pudiera ser susceptible de una elaboración científica. Con esto pretende enfatizar el papel que las pasiones juegan en la realización de una vida virtuosa, ya que muchas veces las pasiones obstaculizan a la virtud, aun a sabiendas de que no es lo mejor. Dado esto la moralidad no pertenece únicamente al orden del logos (λογος), sino también a la pasión y a las costumbres (ἔθος raíz griega de la palabra Ética). Podríamos decir entonces que la moral requiere de una educación, principalmente mediante el ejemplo, que tenga como principal objetivo introducir la razón en las costumbres de manera duradera, elaborando una serie de hábitos adecuados.

Diríamos entonces que la virtud es la racionalización de la parte irracional del alma, su “domesticación”. Cabe mencionar que la racionalidad a la que Aristóteles se refiere es una racionalidad prudencial. Por tanto este conocimiento práctico, está condicionado por el criterio de la eficacia y del ensayo-error, de ahí que se organice en torno a normas determinadas por el hábito y la costumbre.

Virtudes dianoéticas.
Aristóteles trata estas virtudes en el libro VI de la Ética a Nicómaco. De lo mencionado anteriormente, se deduce que la virtud fundamental de la parte racional del alma, que guía a la parte irracional, debe ser precisamente la prudencia (Φρόνησις- phrónesis). Aristóteles hace la distinción, frente a Platón entre phrónesis y sophía. Para Aristóteles la sabiduría se refiere a lo necesario, lo que no nace ni perece; la prudencia, en cambio, es la capacidad de deliberar sobre las cosas contingentes, sobre las cosas en tanto que pueden no ser. No es, por tanto, ciencia, sino juicio, discernimiento correcto de los posibles. La prudencia es la habilidad del virtuoso, que guía a la virtud moral indicándole los medios para alcanzar los fines.

·         * Tomás de Aquino
Para el Doctor Angélico la virtud es un hábito o disposición estable de las facultades del alma gracias al cual ésta puede alcanzar más fácilmente los fines que le son propios. Disposición estable para obrar bien.

La visión tomista de la virtud es fiel al pensamiento aristotélico, Tomás de Aquino únicamente añadirá las virtudes teologales, virtudes que Aristóteles no trata.

Para Aquino el alma realiza los actos que le son propios mediante las facultades. Cuando estos actos se repiten, las facultades adquieren unas cualidades gracias a las cuales el sujeto puede realizar con más facilidad las actividades que les son propias. Estas cualidades dan a las facultades una disposición añadida a su tendencia natural y son los hábitos. Los hábitos pueden ser buenos (virtudes) o malos (vicios). Son virtudes si le facultan al sujeto para la realización de actos conforme a la norma de la moralidad, y son vicios si son contrarios a dicha regla.

El Doctor Angélico considera que para una conducta buena no es suficiente que la razón nos enseñe correctamente el deber, sino que  es necesario que la facultad apetitiva esté bien dispuesta mediante el hábito de la virtud moral. 

Expondré tres textos, en tanto a la virtud,  que Tomás de Aquino trata en la Suma Teológica. 

En este primer texto presenta la virtud como la perfección de ciertas operaciones del alma: 

1.    “La virtud, como indica su mismo nombre, importa una perfección de la potencia, según se ha dicho anteriormente (a.1). De ahí que, siendo doble la potencia, a saber, potencia para ser y potencia para obrar, tanto la perfección de la una como la de la otra se llamen virtud. Pero la potencia para ser responde a la materia, que es ser en potencia, mientras que la potencia para obrar responde a la forma, que es el principio de la operación, ya que cada cosa obra en cuanto que es en acto. Ahora bien, en la constitución del hombre, el cuerpo es como la materia, mientras que el alma es como la forma. Por parte del cuerpo, el hombre conviene con los demás animales; y lo mismo hay que decir respecto de aquellas facultades que son comunes al cuerpo y al alma, pues tan sólo aquellas facultades que son propias del alma, esto es, las racionales, son exclusivas del hombre. Por consiguiente, la virtud humana, de la que estamos hablando, no puede pertenecer al cuerpo, sino a lo que es exclusivamente propio del alma. En conclusión, la virtud humana no importa orden al ser, sino más bien a la operación y, por tanto, la virtud humana es esencialmente un hábito operativo.” Santo Tomás, Suma Teológica I-II, cuestión 55, artículo 3

En el segundo la relaciona con los hábitos que inclinan al bien:

2.      “(...) El fin de la virtud, por tratarse de un hábito operativo, es la misma operación. Pero hay que notar que unos hábitos operativos disponen siempre para el mal, como son los hábitos viciosos; otros disponen unas veces para el bien y otras veces para el mal, como la opinión, que puede ser verdadera o falsa; la virtud, en cambio, es un hábito que dispone siempre para el bien. Por eso, para distinguir la virtud de los hábitos que disponen siempre para el mal, se dice por la que se vive rectamente; y para distinguirla de aquellos otros que unas veces inclinan al bien y otras veces al mal, se dice de la cual nadie usa mal. (...)” Santo Tomás, Suma Teológica I-II, cuestión 55, artículo 4

En el tercer texto distingue la virtud intelectual de la virtud moral, la primera como perfección del entendimiento, la segunda como perfección del apetito.

3.    “La virtud humana es un hábito que perfecciona al hombre para obrar bien. Ahora bien, en el hombre hay un doble principio de actos humanos, a saber, el entendimiento o razón, y el apetito, pues éstos son los dos motores que hay en el hombre, según se dice en el libro III De anima. Por consiguiente, es necesario que toda virtud humana perfeccione a uno de estos principios. Si perfecciona, pues, al entendimiento, especulativo o práctico, para el bien obrar del hombre, será una virtud intelectual; y, si perfecciona la parte apetitiva, será una virtud moral. Resulta, por tanto, que toda virtud humana o es intelectual o es moral.” Santo Tomás, Suma Teológica I-II, cuestión 58, artículo 3 

Por tanto, después de lo expuesto, la virtud es un medio entre dos vicios: uno representa un exceso, el otro un defecto. El valor es un medio entre la cobardía y la temeridad, la generosidad un medio entre la prodigalidad y la avaricia, etc. La virtud se establece como un uso mesurado de las pasiones. Además de las virtudes teologales tratadas por el Doctor Angélico.


El ser único. Ousía: sustancia y esencia. 

"Y las causas se dividen en cuatro, una de las cuales decimos que es la substancia [οὐσíα, ousía] y la esencia [tò tí ên eînai, quod quid erat esse] (pues el por qué se reduce al concepto [lógos] último, y el por qué primero es causa y principio); otra es la materia o el sujeto; la tercera, aquella de donde procede el principio del movimiento, y la cuarta, la que se opone a ésta, es decir, la causa final o el bien (pues éste es el fin de cualquier generación y movimiento)."  Aristóteles. Metafísica, I, 3., 983a

La sustancia, “Ousía,  es aquello en virtud de lo cual un ente se halla constituido y es capaz, en última instancia, de mantenerse y ser aquello que es. Lo que solemos entender por esencia. Asimismo, la noción filosófica de ousía incluye tradicionalmente una directa referencia al término "identidad". En efecto, a toda realidad presentada en términos de unicidad e inmutabilidad le pertenece correlativa y básicamente el predicado de identidad y el predicado de mismidad. La ousía es entonces soporte de accidentes y esencia permanente e idéntica a sí.” Etimologías Filosóficas.

Del hombre individual podemos decir que es hombre, por lo que ese término que significa hombre se predica de su ser, y podemos decir que es individual (único), predicando entonces como cualidad dentro de aquel su individualidad; pero el individuo en sí, la persona específica y particular, el ser o ente determinado sobre el que recaen esas cualidades, el sujeto, es un elemento que no puede ser predicado sobre ninguna otra cosa, que no puede constituirse como cualidad dentro de ningún otro sujeto, es decir es único. 

Aristóteles consagró definitivamente el término ousía, dándole una relevancia. Distinguió entre ousía primera y ousía segunda:

·        * La ousía primera es el individuo concreto, un conjunto (sýnolon) compuesto de materia y forma (hile-mórfico). Sustancia primera es la entidad realmente existente, no abstracta ni fruto de una operación de la imaginación y el entendimiento; y
·         * La sustancia segunda es la forma esencial de un ser, su estructura característica, esto es, lo que responde a la pregunta por el quid de la cosa (quid est?), o sea: géneros y especies: su esencia (essentia).

Para Aristóteles, la sustancia primera es el sujeto genuino de la sustancia segunda, como cuando decimos: esto es un humano, donde el sujeto es concreto y real, es la sustancia primera y huemano, la sustancia segunda, un género que predicamos de este sujeto concreto. El modo de usar la sustancia primera como predicado es atribuyéndosela a un deíctico, por ejemplo: Ese es Pedro, donde Pedro, sustancia primera, es el nombre propio de una entidad.

Así, por su parte, la sustancia primera es la entidad de una cosa individual y concreta (no hay otra entidad igual que Ángel). Así la sustancia segunda hace referencia a la cosa en cuanto está determinada por ciertas propiedades que son comunes a otras. Por ejemplo “humano”, se dice de uno y muchos otros. Es la forma genérica (género) en la que se pueden incluir las diferentes especies. 

En cambio, y es esta por la que somos únicos, la sustancia segunda, lo que la cosa, suele traducirse por esencia (lat. essentia) y es la determinación formal de la cosa, abstraído (sustraido o restado) el sustrato material, concreto, individual y único.

Por consiguiente: El Ser,  es único en tanto que es, por su esencia.

Podríamos decir que: El ser es único en virtud de los atributos que le confiere la esencia. 

Pero no podemos decir que: “Ser único es una virtud”, como lo expresa la frase que aparece en la imagen. Si hacemos como afirmativa esa premisa entonces estaríamos poniendo la unicidad del ser a expensas de lo que el ejercicio de la virtud ejerza sobre el sujeto, si éste no llegará a poner en acto el ejercicio del hábito que confiere la virtud entonces rebajaríamos su esencia al acto en sí de ser único por el ejercicio de la virtud, pero ya vimos que el ser es único en sí mismo, por su esencia misma.

  



Referencias.
ARISTÓTELES. (2004). Nicomachean Etichs [E.N.]. Broadie, S. Rowe, Ch. (Trads). Oxford: Oxford, UP.
________. (2003). Acerca del alma [D.A.]. Madrid: Gredos. 
SANTO TOMÁS DE AQUINO, Suma Teológica I-II, cuestión 55, artículo 3.
__________. Suma Teológica I-II, cuestión 55, artículo 4.
 __________. Suma Teológica I-II, cuestión 58, artículo 3.
NICOLAS ABBAGNANO. Historia de la Filosofía. Tomo I

lunes, 4 de mayo de 2015

¿Qué es ser un estudiante en línea?



Hoy en día el uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) han venido a  transformar  la forma en como interactuamos, pero sobretodo, la manera en como aprendemos; ejemplo de ello, es la creación de escuelas virtuales, en las que podemos seguir con nuestros estudios  desde la comodidad de casa, o bien desde nuestro lugar de trabajo u otro. Sin embargo, esta modalidad de estudios presenta nuevos retos y desafíos para todo aquel que aspire a convertirse en un estudiante en línea. 

Antes de abordar las características y retos que conlleva ser un estudiante en línea, es importante hacer una pausa, para mencionar brevemente las etapas y evolución de la modalidad abierta y a distancia, esto, con la finalidad de que te resulte fácil familiarizarte con el rol que se deberás asumir en esta modalidad.  



En un entorno virtual no hay lugar para un aprendizaje pasivo y dirigido, el cual se caracteriza por la sumisión del alumno ante el conocimiento absoluto e inapelable del profesor; sino que hay que convertirte en un agente activo.

Es importante, no perder de vista que “La educación a distancia se basa en un diálogo didáctico mediado entre docentes de una institución y los estudiantes que, ubicados en espacio diferente al de aquellos, aprenden de forma independiente o grupal.” (García Aretio, 2014, pág. 19).



Las características que se deben poseer como estudiante, y los retos a los que se enfrentarán para lograrlo:


Características:


·        *  Actitud proactiva.

·        *  Compromiso con el propio aprendizaje

·        *  Actitud para trabajar en entornos colaborativos.

·        *  Metas propias.

·       *  Aprendizaje autónomo y Autogestivo



Retos

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*         *  Dejar atrás el aprendizaje dirigido.

·        *  Evita memorizar y repetir el conocimiento.

·        *  Dejar atrás los entornos competitivos.

·         * Gestión y administración del tiempo.

·         * Destrezas comunicativas.

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Quizá, el desafío más grande al que te enfrentarás como estudiante en línea será convertirte en todo un alfabeta digital. Es decir, “conocer cuando hay una necesidad de información; identificar las necesidades de la información; trabajar con diversas fuentes y códigos de información; saber manejar la sobrecarga de información y discriminar la calidad de las fuente de información; organizar la información; usar la información eficazmente; y saber comunicar la información encontrada a otros.”(Cabero Almenara & Llorente Cejudo, 2008, pág. 13).



Mitos relacionados con la educación en línea:


·        *  Es fácil y sencillo estudiar en línea, solo hay que estar en la computadora y ya.

·         * No hay que leer nada, basta con copiar y pegar la información que encuentre en la red.

·          * Como no me conocen (físicamente), puedo dejar de estudiar en cualquier momento.


En contraparte hay quienes creen que estudiar en línea es difícil y muy complicado debido a que deben ser un experto en la tecnología. Sin embargo, conforme vayas avanzando en la modalidad abierta y a distancia, te irás dando cuenta que estos mitos son totalmente falsos, ya que ser un estudiante en línea no es fácil ni difícil, basta, con aplicar estrategias y acciones que te permitan autogestionar tu aprendizaje, asimismo, resulta fundamental crear un compromiso contigo y con tu aprendizaje, así como desarrollar tu comprensión lectora, puesto que el entender lo que lees te evitará frustraciones y pérdidas de tiempo.